Todos pasamos por momentos difíciles a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, en determinados momentos esas dificultades pueden ser especialmente intensas y provocar un malestar persistente que comienza a afectar diferentes aspectos de nuestra vida como el sueño, el trabajo, la salud, la pareja, la familia, los amigos, etc.
Percibimos que algo en nuestra vida no está funcionando como esperamos y comprobamos que nuestras herramientas para afrontar situaciones difíciles e inesperadas no son lo eficaces que fueron en otros momentos.
En estas ocasiones, generalmente tratamos de encontrar soluciones en nosotros mismos o bien pedimos ayuda a los amigos y/o a la familia como primer paso, pero si el problema persiste, y comienza a afectar nuestro normal desempeño en la vida cotidiana, es probable que sea el momento de consultar con un psicólogo.
Aunque nos cueste reconocer que eso que nos preocupa y nos produce malestar puede ser resuelto con ayuda de un psicólogo y ésta sea el último recurso que adoptemos, es importante saber que ya recorrimos una parte del camino, dado que todas las soluciones que probamos para resolver el problema y todo aquello que pensamos hasta el momento nos permitirá estar más preparados para comenzar una psicoterapia.